Pt. 1
En ocasiones me ocurre que no sé que es la música que mis oídos quieren permitir entrar a mi cerebro, y una de esas ocasiones es en este momento, algo complicado de describir y de contar, pero me sucede, y cuando eso ocurre, no es algo grato de contar o de sentir.
Lo único que quiero es poder encontrar ese sonido que quiero escuchar: una guitarra acústica, una batería, lenta o acelerada, un sintetizador, un bajo, sonidos extraños provenientes de una laptop, música orquestal, algún instrumento de viento o algo más sofisticado como una canción de pop barroco bien desarrollada.
Esa creo que es una de las ventajas de ser un melómano como lo soy en este momento, tengo una gran variedad de conocimiento de bandas, de géneros, de discos, que me es fácil (la mayoría de las veces) poder buscar entre mis opciones algo que se adapte a mis necesidades auriculares. ¿Pero qué pasa cuando esto se vuelve en mi contra, como en esta ocasión?
Desperté en la mañana con ganas de escuchar a mi banda favorita Radiohead, bueno y aquí viene la primera cuestión, ¿Cuál de los discos de Radiohead quiero escuchar? Y es que puedo comenzar la lista de opciones con el The bends (1995) (no con el Pablo honey porque ese disco no me gusta mucho que digamos), ese disco tiene un sonido muy garaje con toques de rock alternativo muy geniales, además posee varias buenas baladas como “Fake plastic tres” y “Street spirit”. Pero también está el OK computer (1997) que ya cambia más radicalmente el sonido a un art rock más concentrado y con toques de Prog rock. Ya si me voy a los 2000 estaré con el Kid A y el Amnesiac. El disco que sigue no es muy de mi agrado para escucharlo completo, pero luego viene su más reciente disco: In rainbows (2007). Este disco comprende una gran variedad de sonidos, texturas, voces, un complemento de bellezas unidas en una obra maestra de un poco más de 50 minutos.
Pero oh sorpresa, no quería ninguno de esos, sino que quería el EP de My iron lung…
